En el último encuentro de Diálogos de Coyuntura 2020 que organiza la Escuela de Economía y Negocios de la UNSAM, investigadores de Bolivia, Chile y Argentina compararon antecedentes y agendas de gobernanza e investigación para la explotación inteligente del recurso.
Este artículo fue publicado originalmente en Noticias UNSAM, el 30 de noviembre de 2020.
El último Diálogo de Coyuntura del año “Perdidos en el triángulo del litio. En busca de una agenda estratégica para la región” recibió a Mauricio Céspedes, candidato a doctor en Economía de Innovación y Desarrollo por el programa de la Universidad de Naciones Unidas y la Universidad de Maastricht (UNU-MERIT); Gonzalo Gutiérrez, investigador de la Universidad de Chile; y Martín Obaya, investigador del Centro de Investigaciones para la Transformación (CONICET-CENIT-EEyN-UNSAM).
En su introducción, Obaya destacó la importancia estratégica del litio como recurso crítico por los países productores de vehículos eléctricos y aseguró: “El mundo lo pide, el mundo lo paga y la región lo tiene”.
Luego, Gutiérrez repasó la historia del litio en Chile ubicando el Salar de Atacama como fuente principal. El especialista reflexionó sobre el carácter estratégico del salar y contó que en los años setenta requirió de un marco jurídico para su exploración y explotación. “La realidad es que tenemos litio y debemos saber utilizarlo para el bien del país. Hoy queda pendiente el control estatal y resolver cómo se agrega valor y cómo se genera ciencia y tecnología para el entramado productivo”, agregó.
Por su parte, Céspedes presentó el caso boliviano centrado en los salares de Potosí. Contó que los primeros intentos de explotación privada en Uyuni fueron en los ochenta, pero que la iniciativa fue rechaza por las comunidades locales. “A partir de 2006, con la llegada de Evo Morales, el Estado nacionalizó el recurso y comenzó a intervenir en el proceso completo, desde el bombeo de las salmueras hasta la obtención del carbonato de litio y su comercialización”, contó. “Ahora, tenemos el desafío ambicioso de consolidar el proceso de extracción para que Bolivia sea un competidor fuerte en la industria. Estamos en una coyuntura con cada vez más actores, en medio de una crisis sanitaria muy grave y yendo hacia una próxima regionalización de la producción. En este sentido, vamos a necesitar nuevos socios”, aseguró el especialista.
Por último, Céspedes alentó: “El reconocimiento de la importancia de los salares fortalecerá a nuestros sistemas de ciencia. El estudio de los cambios geológicos y el almacenamiento de energía estacionaria para zonas aisladas, por ejemplo, son oportunidades muy importantes de colaboración. Por otro lado, debemos entender la dificultad que hoy tenemos para estudiar a las empresas que operan”.
Por su parte, Obaya planteó un contraste entre los marcos normativos chileno y boliviano, por un lado, y argentino por el otro. “El modelo argentino actual se estableció en los noventa buscando inversión extranjera, pero eso hoy no se adapta a la naturaleza estratégica que el mundo le concede al litio. Aunque la Argentina es el país con más proyectos de exploración en curso y el cuarto productor del mundo —aún debajo de China, que no ofrece un litio de tan buena calidad—, su desempeño está por debajo de su potencial y de las expectativas generadas”, señaló. Para el especialista, los factores que dificultan la implementación de una estrategia de desarrollo productivo integral serían el carácter liberal del marco normativo, el sistema federal que prevalece en la gestión de los recursos y las dificultades para vincular el sistema de ciencia, técnica e innovación con las actividades del sector.
Al cierre, Obaya habló de la importancia de los factores sociales y ambientales en la explotación: “Si los estados no toman las decisiones, las va a tomar el mercado. Habrá que producir con estándares ambientales y de respeto a las comunidades porque los países líderes así lo van a demandar”. Sobre la falta de una misión tecnológica en torno al litio, el especialista concluyó: “La Argentina aún no implementó herramientas para convertir el conocimiento en términos productivos para este recurso. Hay creación de conocimiento, pero no un alineamiento entre las agendas de investigación, de gobierno y productivas de las empresas”.
En el último bloque, los invitados respondieron preguntas de lxs participantes. Marcelo Paz, decano de la EEyN, agradeció la calidad del debate y propuso un nuevo encuentro para 2021, en el que se profundizará el tema con la visita de actores políticos.
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