Desde la firma de los acuerdos entre Argentina y Brasil en 1986 y la posterior constitución del MERCOSUR, el comercio bilateral ha crecido de manera sostenida, tanto en términos absolutos como en relación a otros socios. Los saldos de este comercio responden principalmente a coyunturas macroeconómicas como la paridad cambiaria y el nivel de actividad, si bien existen factores estructurales que presionan a favor de situaciones de déficits para Argentina. En ausencias de políticas activas de reconversión y aumento de la competitividad industrial, la sostenibilidad del déficit dependerá del flujo de capitales internacionales o de la adopción de medidas defensivas que dañen el proceso de integración.