En la economía moderna los servicios se están constituyendo en el principal núcleo de generación de innovaciones. Más aún, al presente, una parte sustancial del valor agregado de un producto industrial consiste en servicios (diseño, innovación, logística, marketing) que requieren el empleo de personal de alto nivel de calificación. Paripassuel crecimiento de la población y la elevación de sus niveles de ingreso y de la esperanza de vida, se incrementan las demandas por servicios de salud y educación y de nuevos servicios vinculados al entretenimiento y la cultura.
Como consecuencia de estas tendencias, han venido ganado creciente relevancia un conjunto de actividades denominadas “servicios basados en el conocimiento” (SBC) (en inglés KIS –knowledgeintensiveservices-). Esta categoría agrupa a segmentos tan diversos como servicios contables y legales, arquitectura, audiovisuales, ingeniería, software, publicidad, I+D, salud y educación. Pese a su diversidad, todas ellas comparten la característica de emplear intensivamente capital humano de alto nivel de calificación y de ser usuarias y productoras de información y conocimiento para prestar servicios a sus clientes.
Actualmente, esos servicios de alto valor agregado son fácilmente exportables gracias al despliegue de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TICs), las cuáles han reducido el costo de generar, transmitir y almacenar información, así como los costos y tiempos requeridos para coordinar actividades a distancia.
En 2012 el comercio mundial de SBC totalizó cerca de 1,6 billones de dólares (UNCTAD), una cifra 3,7 veces superior a la del 2000 y superó, por ejemplo, al comercio de alimentos, minerales, acero, textiles y confecciones, electrónicos o autos, por citar algunas industrias relevantes a escala global. Los países en desarrollo (PED) han ganado mucho terreno en el mercado global (sus exportaciones en 2012 llegaron a más de 480 mil millones de dólares, un crecimiento de casi cinco veces con relación al 2000). En este escenario, buena parte de los países del mundo están interesados en potenciar el desarrollo de los SBC.
La Argentina también ha ingresado con vigor en estos mercados. En 2012 las exportaciones de SBC llegaban a USD 6,9 mil millones, contra apenas 500 millones en 2000. Esta cifra duplica las ventas de minerales (incluyendo aluminio) y vegetales y frutas, triplica a las de acero, supera ampliamente a las de carne, leche y pescado consideradas en su conjunto, y es apenas inferior a las de químicos (incluye farmacéutica) y combustibles.
En los últimos 10 años se observaron aumentos espectaculares en todos los rubros. Las exportaciones de informática crecieron más de 12 veces, las de servicios profesionales y audiovisuales alrededor de 18 veces y las de publicidad, arquitectura e ingeniería e I+D entre 40 y 50 veces.
En 2012 los SBC aportaron cerca del 28% del superávit comercial total del país (bienes más servicios), con una balanza positiva de USD 3290 millones. Entre 2000 y 2012 los sectores de SBC aportaron más del 25% de la mejora observada en la balanza comercial del país.
A su vez, en el año 2012 estas actividades representaron el 6.7% del empleo privado total registrado de la economía (sin incluir aquí algunas ocupaciones vinculadas a educación y salud que no han sido computadas).
Este dinamismo ha posicionado a la Argentina de manera ventajosa en cuanto a su nivel de competitividad en varios sectores de SBC y le permitió ganar lugar en los mercados internacionales, donde la participación del país es mayor que la observada para el promedio del sector servicios y para la industria manufacturera.