La exportación de servicios es uno de los fenómenos más dinámicos de la economía internacional contemporánea. Actividades que anteriormente se prestaban fundamentalmente dentro de las fronteras de cada país hoy son internacionalmente transables —desde la salud y la educación, hasta los servicios contables, legales o de investigación y desarrollo, pasando por la publicidad y el diseño. Esto es producto fundamentalmente de las tendencias a la deslocalización y fragmentación de la producción a escala global, en búsqueda de menores costos y de recursos humanos calificados, así como de las posibilidades que genera el uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones para exportar servicios a distancia.
Los mercados mundiales de servicios ofrecen oportunidades interesantes para generar divisas y empleos en los países en desarrollo. Así, no sorprende que muchos de estos países busquen activamente integrarse en las cadenas globales de valor (CGV) que se han estado formando en las diversas áreas del mundo de los servicios. América Latina no ha estado exenta de esta tendencia, y si bien su participación en los mercados mundiales es aún reducida, en muchos países y sectores la exportación de servicios ha sido muy dinámica en años recientes.